
Un protocolo de mantenimiento es un listado de tareas a llevar a cabo en un equipo o sistema, bien para diagnosticar el estado del equipo (inspecciones conductivas, inspecciones sensoriales, mediciones con equipos fuera de línea, análisis de datos en línea) y tareas sistemáticas para compensar la degradación que el tiempo o el uso provocan en determinados componentes.
Las ingenierías, estudios de arquitectura y fabricantes de los equipos tienen la obligación de suministrar junto con éstos las instrucciones de mantenimiento de las instalaciones para asegurar que éstas operarán correctamente y de forma segura. No obstante, los criterios de ingenierías, arquitectos y fabricantes no siempre son homogéneos. Así, en ocasiones son demasiado estrictos, obligando a realizar tareas sistemáticas que no se justifican suficientemente, y en otras olvidan tareas que cualquier técnico de mantenimiento experimentado consideraría necesarias.
Por ello IRIM (Instituto Renovetec de Ingeniería del Mantenimiento) se propuso normalizar las tareas de mantenimiento a llevar a cabo en instalaciones relacionadas con edificación. Así, un equipo de climatización requiere que se lleven a cabo una serie de tareas sistemáticas y de diagnóstico que son comunes a todas ellas, sin importar su fabricante. El conjunto de tareas mínimas que se consideran necesarias para mantener las prestaciones de dicho equipo de climatización a lo largo de toda su vida útil compone el protocolo de mantenimiento de un equipo de climatización.
Este trabajo, tan minucioso como riguroso, se ha llevado a cabo en más de 80 equipos genéricos, determinando para todos ellos las tareas mínimas a llevar a cabo, la frecuencia aconsejable y la especialidad del técnico que debería realizarlo.