La termografía infrarroja permite detectar, sin contacto físico alguno con el elemento analizado, cualquier fallo que se manifieste por cambios de temperatura, midiendo los niveles de radiación dentro del espectro infrarrojo. En general, una falla electromecánica antes de producirse se manifiesta generando e intercambiando calor. Este calor se traduce habitualmente en una elevación de temperatura que puede ser de forma súbita o de forma gradual, manifestando pequeñas variaciones con el tiempo. Por lo tanto, el trabajo de análisis regular anticipa fallas, evitando así costosas reparaciones y falta de disponibilidad.